viernes, 10 de febrero de 2012

Los grandes también caen. Primera Parte

El fútbol cada tanto nos depara alguna que otra sorpresa. Es que de eso se alimenta este deporte y lo hace el más emotivo de todos. El suspenso, el asombro constante, la falta de lógica por momentos, la imprevisión y hasta lo imposible forman parte de la batería diaria de características que podemos ir agregando día tras día, año tras año, a esta disciplina tan similar a nuestro comportamiento social como seres humanos. Es quizás por esto que el fútbol sea un deporte tan popular, por la seguridad de lo inseguro, por la espera de lo inesperado. Así como la historia de la Grecia antigua, la historia del fútbol se compone tanto de éxitos y hazañas como de fracasos y tragedias. Tal vez más de unos que de otros. Lo cierto es que todo gran pasado y presente posee su necesaria cuota de dramatismo y tristeza por el sabor amargo de la derrota, que engrandece aun más la historia de un club, un jugador o un país.

Los casos de los llamados “equipos grandes” que han sabido lo que es el abismo del descenso ya suman más de una decena. Queda para otro momento la discusión de a que club le agregamos el mote de “grande”; lo cierto es que así se denomina comúnmente a aquellos equipos con un rico pasado en cuanto a logros y proezas, independientemente de su posición actual que puede variar notablemente con respecto a los éxitos de antaño. Pero esto último lo dejaré para la segunda parte de esta nota donde retomaré el tema. Comencemos a recorrer este camino allá lejos en el tiempo hasta la actualidad, y llegar a la indefectible conclusión que, como dice el dicho, un tropezón no es caída; es más, para muchos clubes -como veremos- ese paso hacia atrás representó el comienzo de una historia muchas más gloriosa que la que hasta entonces parecía marcar su porvenir.

El fútbol inglés es un caso muy particular donde se encuentran el mayor número de clubes que han alcanzado la cima de Europa y que, a su vez, han sufrido en carne propia el fuego del infierno. Inglaterra es el único país donde todos los clubes de Primera División han descendido, con una particular excepción: el Wigan Athletic, que desde su ascenso en 2005 a la Premier League no ha perdido la categoría hasta la fecha. A diferencia de lo que sucede en el resto de los países donde se practica el fútbol, en Inglaterra nadie se podrá enorgullecer de nunca haber visto a su equipo en la Segunda o hasta Tercera División. Ni siquiera los máximos campeones como Manchester United, Liverpool, Arsenal, Everton o Aston Villa poseen este privilegio.
Bill Shankly. El hombre de la nueva era en Liverpool.
Llegando a la mitad de la década del ’50 nadie hubiera pensado en la gran ciudad de Liverpool que luego de su auspiciosa fundación en 1892, el club más popular jugaría nada más y nada menos que 8 años en la Second Division. Efectivamente fue así. Luego de una desastrosa campaña en 1954 el Liverpool FC descendía de categoría ante la incredulidad de sus hinchas que no podían asimilar cómo un club que, ya a esa altura, había logrado cinco títulos de liga pudiera caer tan estrepitosamente. Las campañas en el ascenso inglés no fueron ni una, ni dos, ni tres, sino siete, logrando finalmente ascender en 1962 luego de una racha que algunos podrían titular de mala suerte al alcanzar varios y sucesivos terceros puestos. Tres años antes, en 1959, entraría en las oficinas de Anfield Road la persona que cambiaría la historia del club para siempre: Bill Shankly. Con él, Liverpool no sólo logró volver a la máxima categoría sino que también alcanzó la cumbre de su país y de Europa. 3 Ligas Inglesas (’64, ’66 y ‘73), 3 Community Shield (’64, ’65 y ‘66), 2 F.A. Cup (’65 y ‘74) y la Copa EUFA de 1973, fueron los títulos que comenzaron a engrosar la multitudinaria vitrina de Liverpool. Para los Reds, el descenso no sólo significo el fin de una era sino también el comienzo de la época dorada del club que se mantiene hasta nuestros días.




Momento paradójico si los hay en la historia del fútbol mundial resulta este que pasaré a contarles a continuación. También ocurrido en Inglaterra aunque a unos kilómetros de la ciudad de Liverpool en la que nos encontrábamos hace unas líneas. Manchester United no pasaba por uno de sus mejores momentos promediando la década de 1970. El club había sabido recuperarse de la mayor tragedia en su historia, aquel accidente aéreo en Alemania que destruyo una de las mejores generaciones de futbolistas de la institución. A ella supieron sobrevivir jugadores como Bobby Charlton y el entrenador Matt Busby, quienes escribieron una de las páginas más gloriosas luego del incidente. Los Busty Babes, delantera mítica integrada por el propio Charlton, Denis Law y George Best, serían la piedra angular del equipo que entraría en la historia en 1968 alcanzado la Copa de Europa por primera vez para el fútbol inglés. Lo concreto es que ese equipo se desintegraría años más tarde como ocurre habitualmente en estos casos dejando al Manchester United sumido en una profunda crisis que lo llevaría al descenso en 1974 luego de una desastrosa campaña.

          Aquel 27 de abril de ese año, en el mítico Old Trafford, se viviría uno de los momentos más curiosos de todos los tiempos. Los Diablos Rojos llegaban a la última fecha con chances de descender si no lograban una victoria. En frente, nada menos que el clásico rival local: el Manchester City. La ruleta en que muchas veces se transforma el destino, ubicaría dentro del campo de juego a una de las mayores glorias del United enfrentando, justamente, al equipo que lo vio en lo más alto. Denis Law (el de los Busty Babes), segundo máximo goleador de la historia de los rojos con 237 goles luego de Bobby Charlton, se encontraría en el momento menos indicado y en el lugar en el que nunca hubiera querido estar. Promediando la segunda parte, iría a parar a sus pies el balón que sentenciaría la suerte de los suyos. Al menos así se sintió en ese momento dado que no atinó a pronunciar gesto de festejo alguno. La cabeza mirando el piso durante el resto del encuentro daría la muestra clara del momento por el que pasaba el delantero que lo llevaría, incluso, a anunciar su retiro de las canchas una vez finalizado el encuentro.

El gol que Denis Law nunca hubiera querido marcar.


El año siguiente traería nuevamente a los rojos de Manchester a la elite del fútbol inglés para siempre. Ya con el descenso superado, la institución se prepararía para encarar la etapa más gloriosa de su existencia. Atrás quedaría aquel 27 de abril, incluso para Denis Law, perdonado por aquella triste situación y erigido como uno de los grandes de la historia del club.



Proximamente la segunda parte...

No hay comentarios:

Publicar un comentario